sábado, 31 de julio de 2010

La raza de los guardaespaldas.


Hay una raza diferente a nuestro alrededor, un grupo de personas en el que quizá no hayamos nunca reparado, pero que está ahí: la raza de los guardaespaldas.

El guardaespaldas es la persona que se siente, sin que tú se lo hayas pedido, en el derecho de poder opinar sobre tus usos y costumbres, con la buenaintención de hacerte la vida más fácil y cómoda, basándose en que tiene más años y experiencia que tú en eso de la escuela de la vida. Además, los seres de este raza tienen una capacidad camaleónica, pudiendo adoptar, casi al mismo tiempo, diversas apariencias.

De esta forma, el guardaespaldas asumirá el aspecto de tu suegra o de tu madre cuando acabas de parir e intentas hacerte a la idea de que el bebé ese quiere comer:
- Pero tú sabes cómo se hace, ¿no?
- Mira, mira, reina, que tienes que ponerte al niño así y así.
- Huy, huy, el chiquirriquitín tiene hambre, ¿no lo ves?

O tal vez sea ese grupo de personas que, desinteresadamente, te acompaña en tu búsqueda y captura del piso de tus sueños:
- Pues no, mira, que este no tiene ascensor.
- Tal vez este mejor, que hay jardincillo cerca.
- Que no te engañen, que como en casa de mamá, en ningún sitio.
- ¿Pero estás seguro? Si lo que tienes que hacer es quedarte con tus padres, hombre...

El guardaespaldas asume, además, que su obligación es velar por tí, que no eres capaz de cuidar de tí mismo, pagar tus recibos, educar a tus hijos o pensar, siquiera, qué es lo que te conviene:
- Hace mucho sol, lleva al niño en el carrito mejor, ¿eh?
- Coloca la maleta esa ahí, mejor, no, esperaespera, ya lo hago yo, que tú no sabes.
- Te acompaño a la piscina, que tú no te apañas solito y no sabes cómo se hace esto, déjame-que-yo-tengo-experiencia en cosas de estas.
- Estaba mirando las fotos de tu móvil mientras hacías eso, sin permiso, sí, porque parece que no te das cuenta de que me las tienes que enseñar... Es que no me cuentas nada.

El guardaespaldas es como un ángel sin alas, pero con rabo de diablo que intenta hacerte comprender, en tus malas entendederas, que lo tuyo es ser eternamente joven y que los otros tiempos pasados fueron mejores. Porque, ¿qué sería de tí sin sus constantes llamadas o preguntas sobre tu programación familiar de fin de semana? El problema es que los que pertenecen a esta raza son también muy susceptibles, de forma que cuando sienten que no son tenidos en cuenta y sus recomendaciones no son llevadas a cabo en un tiempo corto, deciden hacerse notar con caras largas y miradas que mezclan rencor y languidez, pues emplean con frecuencia el arma de la pena para hacerse con un hueco que consideran suyo por naturaleza.

Uf.

4 comentarios:

  1. Lo malo de esos guardaespaldas, es que no suelen seguir sus propios consejos.

    Te veo agobiadilla. No sufras en exceso.

    Un abrazo.

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  2. Tienes razón, Perikiyo, en las dos cosas. Y no se toman vacaciones, que me rodean con frecuencia (parece que les pago extra de verano).

    Abrazos.

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  3. A estos se les llamaba antes METOMENTODOS, ya veo que han cambiado de nombre pero la profesión y el convenio siguen siendo los mismos.

    Es mejor no agobiarse por gente así. Siempre puedes hacer algo muy útil en estos casos, que todo te entre por un oído y te salga por el otro ;)

    ¡Un abrazo!

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  4. José R.,
    ¡eso intento! Pero están por todas partes, como el Sr. Smith... ;-)

    Un abrazo.

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